Informacion general.

 

 

El sistema federal

El Estado Federal suizo fue constituido en 1848 como resultado político de la aprobación de la nueva constitución federal. La floja alianza de cantones soberanos, basada en el consociacionalismo, fue sustituida por un moderno Estado federal erigido sobre la base del republicanismo y de la subsidiaridad. En la Europa de la Revolución y Contrarrevolución, Suiza era la expresión progresiva de una nación decidida en establecer normas democráticas.

Con anterioridad a 1848, los cantones tenían el derecho a separarse de la Confederación si querían. Con la fundación del Estado federal, Suiza dispuso por primera vez de una autoridad central capaz de contrarrestar el poder de los cantones. Algunas competencias, como por ejemplo la política exterior, se pusieron en manos del gobierno central. Los cantones ya no tienen el derecho de independizarse.

La Constitución federal fue instituida para establecer un equilibrio entre los intereses del Estado en su conjunto y los intereses de los Estados miembros, los cantones.

Por razones históricas, el nombre oficial de Suiza sigue siendo «Confederación Helvética» (en latín: Confoederatio Helvetica) de donde derive la sigla internacional del país: CH.

La palabra «helvética» hace referencia al antiguo pueblo de los helvetas, una de las muchas tribus celtas que vivían en tierras suizas en la época prerromana.

 

 

Los cantones

Suiza está dividido en 23 pleno-cantones y 6 semi-cantones. Hay cantones germano-hablantes, francófonos, de halba italiana, bilingües y multilingües. Berna, Friburgo y el Valais, por ejemplo, son cantones bilingües: en ellos se habla alemán y francés. Los Grisones son el cantón más grande, su población habla tres lenguas diferentes: el alemán, el romanche y el italiano.

Hay cantones pequeños cuyos territorios coinciden con las demarcaciones jurisdiccionales de su capital, como las ciudades-cantón de Ginebra o Basilea-Ciudad, y hay cantones que son casi exclusivamente configurados por zonas rurales, como Uri. En el semi-Cantón de Basilea-Ciudad, cuya superficie es de sólo unos 37 km2, vive casi tanta gente como en el Cantón de los Grisones (7.105 km2), en el que la población está repartida entre 150 valles.

El Cantón de Zúrich tiene más de un millón de habitantes, otros cantones como el Cantón de Appenzell Rodas Interiores (15.100 habitantes), sin embargo, ni siquiera llegan a llenar un estadio de fútbol con su población residente.

Hay cantones con un pasado largo y cantones recién fundados, como el Cantón del Jurá, que alcanzó su autonomía cantonal en 1979, independizándose del Cantón de Berna.

De los 26 cantones, tres están divididos en semi-cantones: Unterwald (Bajo y Alto), Basilea (Ciudad y Campiña) y Appenzell (Rodas Interiores y Exteriores).

 

Competencias de los cantones suizos

Las competencias de los gobiernos cantonales son muy amplias. La autonomía cantonal es tanta que cada cantón dispone de su propia constitución, de un gobierno autónomo, un parlamento y tribunales judiciales propios. No surgen conflictos de competencia, a menos que la legislación cantonal acate el marco normativo del Estado Federal. 

Por tanto, las leyes cantonales tienen que ser compatibles con las normas jurídicas de la Confederación. Pero la autonomía cantonal y los poderes de decisión son muy extensos. Uno de los poderes más importantes es la autonomía fiscal: los cantones son soberanos en cuestiones fiscales y, además de eso, poseen su propia autoridad policial.

En los últimos años el desarrollo económico y político incitó a muchos a considerar ese particularismo cantonal como un obstáculo. Hoy en día los asalariados son más activos y necesitan ser también más flexibles que antes. Por esta razón, en 1999, las autoridades federales, en su empeño de poner en línea la política nacional con las directrices generales de la Union Europea, han reunido los 26 cantones en siete mancomunidades (o regiones), cada cual focalizada a un centro urbano.

El proceso de centralización política se hace cada vez más patente. Muchos problemas conciernen a la nación entera. Hay asuntos que no se pueden delegar a las autoridades cantonales o comunales, como por ejemplo la protección del medio ambiente, el tráfico o los seguros sociales.

 

 

Las comunas

Una peculiaridad suiza, que en esta forma específica no existe ya en casi ningún otro Estado europeo, es la muy amplia «autonomía comunal» que concede a los concejos suizos un margen extenso de competencias «estatales».

Los cantones están divididos en comunas o concejos. Un suizo es en primer lugar ciudadano avecindado de su lugar de residencia, aunque siga siendo natural de otro pueblo. Sólo en un segundo plano es ciudadano cantonal y ciudadano suizo. Por tanto el criterio determinante para la configuración de la ciudadanía helvética no es la nacionalidad en sí, sino la «vecindad».

A mediados de los años 1990, Suiza todavía tenía más de 3.000 municipios. Esta cifra bajó hasta principios del siglo XXI a cerca de 2.900. La extensión geográfica de las comunas suizas varía de entre 0,3 km2 y 282 km2. Los municipios más pequeños se encuentran todos en la Planicie central, la comuna más grande es Bagnes en el Valais.

En algunas comunas vive más gente que en los cantones más pequeños, en otras hay sólo entre 100 y 200 habitantes. La población residente en más de la mitad de las comunas suizas no sobrepasa los mil. Sólo el 4 por ciento de los municipios constituyen villas o ciudades con más de 10.000 habitantes, aunque en ellas vive casi la mitad de la población permanente del país.

Las comunas suizas son, en comparación con otros países europeos, las menos pobladas. El número promedio de los habitantes por unidad municipal sólo es inferior en Francia, Grecia e Islandia.

Los municipios suizos tienen –al igual que los cantones– sus propias autoridades elegidas. Los concejales municipales son los encargados de hacer cumplir las órdenes del gobierno cantonal o federal, pero al mismo tiempo poseen también sus propias incumbencias.

El margen de competencias es muy amplio: los concejos son responsables del control de habitantes dentro del territorio municipal, la seguridad vecinal, la escuela y la enseñanza pública, sanidad, el servicio de transportes y comunicaciones y la recaudación de los impuestos federales, cantonales y comunales.

En el 90% de las comunas pequeñas se convocan cada año asambleas comunales (Gemeindeversammlungen, en alemán), en las cuales la ciudadanía decide por vía directa sobre diversos asuntos municipales. No obstante, en los municipios más grandes ya no se recurre a este procedimiento de participación directa al no ser muy practicable; por eso se confiere la mayor parte de las decisiones políticas a un consejo municipal elegido que se reúne en sesiones periódicas.

No obstante, incluso en los municipios más grandes se impugnan votaciones sobre asuntos como por ejemplo la aprobación del presupuesto. Pero los votantes no se reúnen en una junta al aire libre, proceden a las urnas para dar su voto en secreto o por vía postal.

 

Fusiones comunales

El número de las comunas en Suiza está decreciendo: muchas comunas pequeñas ya no se pueden administras solas por eso se han visto obligados a fusionar con otras comunas colindantes.

Hay mucha gente que piensa que el régimen municipal suizo necesita un reajuste profundo, sin embargo, con frecuencia las reformas y fusiones municipales despiertan en las comunas una resistencia tenaz. La oposición es más fuerte en las comunas con bajas tasas fiscales. Paradójicamente se trata de municipios ricos que por su tributación modesta atraen a personas muy ricas. No sorprende por tanto el hecho que no quieren llevar la carga fiscal de comunas vecinas más pobres o de coger el riesgo de perder las incentivas que atraen a sus residentes acomodados.

En otros casos, sin embargo, las fusiones comunales son bienvenidas. En una votación pública celebrada en el 2006 en el Cantón de Glaris, la Asamblea Comarcal (Landsgemeinde) decidió por sorpresa de todos reducir el número de municipios en el cantón de 25 a tres macro-comunidades; el gobierno cantonal había propuesto una reducción a diez comunidades.

 

El sistema de milicias

Suiza posee una muy acuñada tradición en el servicio a la comunidad no retribuido. Por eso, muchos cargos públicos son honoríficos. Esto es más o menos lo que se debe entender bajo el sistema de la milicia. Su mejor expresión es, sin duda, el ejército suizo, el cual está compuesto en gran parte por milicianos y no por soldados profesionales. 

De igual modo, los políticos también forman parte de este sistema. Hay muchas personas que ocupan un cargo público a título no profesional. Hasta los mandatarios del Parlamento nacional tienen un cargo honorífico; no son, pues, profesionales, aunque sí reciben alguna pequeña remuneración.

La poca estima que se le concede a estos cargos públicos por ser mal pagados, es una de las razones por las cuales surgen no pocos problemas cuando las autoridades comunales tienen que reclutar personal cualificado para los cargos vacantes en su administración.