Historia de Suiza

Un rasgo característico y de importancia continua para la Historia de Suiza es la situación estratégica del país en el eje norte-sur del tráfico continental y la difícil accesibilidad de los valles en el interior. Los pasos alpinos fueron objeto de codicia para las grandes potencias europeas: el control de los puertos fue motivo de guerra y conquista para romanos y alamanes en la Antigüedad, los Habsburgo en el Medioevo y la Francia de Napoleón en la Modernidad.

La Confederación Suiza se transformó a lo largo de los siglos de una laxa unión tripartita de las comarcas forestales en 1291 (juramento de Rütli) en un Estado federal moderno con 26 cantones. Hubo momentos en la Historia de Suiza en los que la unión confederal hubiera podido quebrantarse por intereses divergentes de sus Estados miembros, un peligro que sólo se pudo vencer definitivamente con la fundación del Estado federal en 1848.

 

Guerra civil

Estatua de Henri Dufour en Ginebra (nueva ventana)

Estatua de Henri Dufour en Ginebra

La liga separatista de los cantones católicos acabó en una guerra civil de muy corta duración y casi sin derramamiento de sangre en noviembre de 1847.

Las tropas federales, lideradas por el general conservador, Henri Dufour, desearon intervenir lo más rápido posible para anticipar una posible intervención por parte de las monarquías continuistas europeas. La batalla decisiva tuvo lugar en Lucerna. Tras la victoria del ejército confederal, los miembros de la liga se rindieron.

Alarmados por el éxito conseguido por los liberales, los regímenes conservadores en Francia, Austria y Prusia advertían a Suiza para que no cambiara su constitución unilateralmente. Pero, afortunadamente para los suizos, una oleada revolucionaria empezó a bañar las capitales de los grandes países vecinos a principios del año 1848: fue el comienzo de las grandes revoluciones burguesas en Europa.

Al tiempo que la situación europea se aclaró, la federación suiza ya estaba demasiado bien asentada para poder volver al pasado. Junto con la constitución representativa del Piamonte, la constitución del nuevo régimen federal suizo fue la única carta magna europea que sobrevivió la Revolución del '48.

 

 LAS MONTAÑAS

La mayor parte de su territorio es montañoso, tierra aparentemente inhabitable para los hombres. Y a pesar de ello, las rutas transalpinas dejaron entrar a gente, bienes e ideas ya desde tiempos prehistóricos.

En cierta medida, la Historia Suiza ha sido condicionada por la determinación de distintas potencias foráneas en busca del control vital de las vías de comunicación (entre el norte y el sur de los Alpes), cuyo elemento clave lo constituyen los pasos.

Al mismo tiempo, la inaccesibilidad de las áreas montañosas lo ponía muy difícil a los extranjeros de imponer su régimen. Por ello, los suizos eran libres de desarrollar sus propias tradiciones y formas de autogobierno.

 

 

LA CIUDAD Y EL CAMPO

Suiza es un país pequeño y a la vez muy heterogéneo. En algunas regiones, las ciudades se desarrollaron y crecieron gracias al comercio; en otras regiones, los pobladores se asentaron en pequeños pueblos y vivían principalmente del campo.

En el Medioevo la división entre Cantones urbanos (
Städteorte) y Cantones rurales (Länderorte) se hacía cada vez más visible. Esta división no sólo reflejaba el modo de vivir de la gente, sino también la manera en qué ésta estaba sujeta al régimen municipal. Las ciudades llegaron a ser gobernadas por un restringido grupo de interesados, mientras la elaboración de decisiones solía ser –al menos en teoría– mucho más «democrática» en el ámbito rural.

Cada ciudad, villa y aldea velaba con mucho cuidado por los propios intereses. Algunas comunidades políticas, sin embargo, buscaron la colaboración con otros lugares o países para unir fuerzas.

Al final, la cooperación fue la fuerza impulsora más condundente, porque, a no ser así, Suiza no existiría hoy día. Sin embargo, ese pactismo triunfante no fue imperante desde el principio, ni mucho menos un principio fundacional. Muy al contrario, los lazos que unían las diferentes partes del país, podrían haberse quebrado fácilmente en varias ocasiones a lo largo de la historia de esta nación alpina.

Incluso hoy persisten algunas voces que siguen preguntándose qué es lo que realmente une a los suizos.

 

COMUNIDADES INDEPENDIENTES Y TERRITORIOS SUJETOS

Hasta finales del siglo XVIII, el territorio de la actual Suiza fue un conglomerado de diferentes unidades jurisdiccionales.

El núcleo formaban los tres cantones fundacionales Uri, Schwyz y Unterwald que se sumaron a trece entre 1291 y 1513, formando la Confederación de los Trece Cantones.

Algunas comarcas eran independientes pero aliadas a la Confederación, mientras otras mantenían relaciones menos vinculantes con los así denominados «países asociados» (zugewandte Orte, alemán).

Otros territorios fueron conquistados por países miembros de la Confederación, sometidos a y regidos por su jurisdicción como territorios sujetos. Algunos fueron gobernados por un solo cantón, otros, sin embargo, por la Confederación en su conjunto.

Muchos de esos territorios jurisdiccionales forman parte de la Suiza de hoy; algunas pocas, sin embargo, optaron por unirse a otros países.

En este sentido cabe concluir que hubo diferentes factores políticos, territoriales y constitucionales que han tenido su particular influencia diacrónica en el proceso de formación del Estado moderno en Suiza.

 

SUIZA EN EUROPA

Durante muchos siglos, las vecinas potencias de Suiza han tenido un papel decisivo en su evolución histórica.

Codiciaban quedarse en la posesión de sus pasos para utilizarlos como baluarte contra las pretensiones de poderes enemigos.

La neutralidad suiza, política exterior aplicada desde 1515, no sólo sirvió para defender los propios intereses, manteniendo a la Confederación alejada de conflictos ajenos, también fue de gran relevancia para salvaguardar los intereses de las potencias vecinas que, mediante la defensa de la neutralidad helvética, conseguían mantener a distancia a sus enemigos.

A lo largo de muchos siglos, Suiza –que comparte tres de sus cuatro lenguas con sus países colindantes– mantuvo un dinámico intercambio cultural con sus naciones vecinas. Escritores y artistas suizos han vivido en el exterior, mientras sus homólogos extranjeros ejercían una influencia cultural sobre la vida cultural en Suiza. Este intercambio mutuo continúa hasta nuestros días.

 

POCOS RECURSOS NATURALES

 

Como país con casi ningunos recursos naturales y una superficie arable bastante escasa, Suiza siempre estuvo obligada a establecer contactos comerciales con otros países con tal de abastecerse con las provisiones, mercancías y los bienes necesarios.

El vivir lejos de las llanuras fértiles nunca fue fácil para los habitantes de este país montañoso. En varias ocasiones a lo largo de las centurias, esta lejanía resultó ser tan precaria que la población indígena empezó a pasar hambre y se veía, por consiguiente, obligada a abandonar sus tierras patrias para encontrar mejores condiciones de vida en otras partes.