Urbanismo.

 

Las urbes y el espacio rural

 

Dos tercios de la población suiza viven ahora en zones urbanas. Cerca de un tercio de la población vive en las conurbaciones de las cinco ciudades más grandes: Zúrich, Ginebra, Basilea, Berna y Lausana.

Las ciudades suizas mantienen –a pesar de ser zonas urbanas– un aire provincial. No poseen un horizonte imposante, no se pasan de rosca. Sus dimensiones permanecen controlables y abarcables. Las ciudades suizas son fiables y seguras, están bien organizadas y administradas.

Los centros de las villas y ciudades han crecido a lo largo de los siglos. Zúrich, por ejemplo, pasa revista a una historia de dos mil años y el casco antiguo de Berna está registrado en el índice de Naciones Unidas para el patrimonio cultural de la humanidad.

Tendencias recientes

En las cinco ciudades más grandes del país vive un tercio de la población suiza. Pero últimamente se han registrado importantes cambios migratorios: cada vez más gente deja la ciudad para irse a vivir en los suburbios que, generalmente, están mejor diseñados para la familia.

Antes la gente de las regiones alpinas solía emigrar a las ciudades en busca de trabajo. Hoy, sin embargo, las zonas montañosas están de nuevo muy pobladas. La gente de ciudad se pasa un fin de semana, a veces incluso las vacaciones, en los Alpes para descansar. Con el crecimiento turístico llegó el progreso, y con el progreso se empezaron a renovar edificios antiguos, a construir nuevas viviendas de alquiler y otras edificaciones infraestructurales.

 

Viviendas y hogares

En Suiza el solar disponible es muy escaso. Los apartamentos de alquiler y las casas son muy caros. Por término medio, se suele pagar más de la quinta parte del sueldo para el alquiler.

Sólo una tercera parte de la población posee una casa propia. Dato que es muy inferior en comparación con los otros países europeos.

De acuerdo con los datos elevados en el censo del año 2000, en un 68 por ciento de los hogares suizos vivían 1-2 personas. Y la superficie habitable de una vivienda promedia ascendía a unos 44 metros cuadrados por persona.

Villas y aldeas

 
 

Incluso las metrópolis en Suiza tienden a tener el semblante de villas pequeñas. Casi todo está reducido a una escala humana. La gente que vive en las ciudades siempre sabe donde se encuentra y nunca se siente aplastada por las edificaciones.

 

Hay muy pocos edificios altos. La gran mayoría no supera los 60 metros en altitud. El edificio más alto es la Torre Ferial (Messeturm) en Basilea que alcanza una altitud de 105 metros. A modo de comparación, el edificio más alto del mundo, el rascacielos Taipei 101, alcanza 509 metros.

 

Pequeñas villas y aldeas
Hay gran número de pequeñas villas medievales bien preservadas en Suiza. Incluso en algunas capitales cantonales no hay más que un par de miles de habitantes.

 

El espacio rural es caracterizado principalmente por pequeñas aldeas y cortijos rodeados por campos o laderas.

 

La falta de espacio en la Planicie central significa que la industria, la agricultura y las zonas de edificación deben compartir un espacio reducido. No obstante, la ordenación estricta del territorio persigue inalterablemente el objetivo de conservar el aspecto histórico de las villas y aldeas.

 

Etimología de topónimos

 

Suiza es, con perfecto derecho, conocida por la belleza y variedad de sus paisajes, por su tierra esparcida de granjas típicas y villas soñadoras, por sus prados y bosques, sus lagos y sus montañas majestuosas.

Un sinnúmero de topónimos suizos emanan del relieve natural del país, sobre todo en la parte de habla alemana.

Los nombres de los pueblos que terminan en el sufijo -berg indican una montaña, los que terminan en -bühl, -egg, -halden o -rain, una colina. Un poblado que en su nombre encierra el elemento -moos designa una zona pantanosa, mientras que -ried corresponde a una ribera cañaveral.

Lugares que comprenden las sílabas -acher, -feld, -matt o -wang revelan la proximidad de un campo. Los nombres que terminan en -wil o -weil son derivados de granjas, otros topónimos como Rütli, Schwanden, Brand o Stock atestiguan que, en su día, la población fundadora tuvo que desmontar bosques para crear campos de labranza.

También en el Tesino -en la parte de habla italiana- se encuentran un montón de lugares con palabras como Campo, Prato, Piano o Monte.

El significado de los nombres de pueblos en la Suiza francesa es más difícil de desentrañar, pues son más variados. No obstante, se pueden destacar algunas regularidades: las variantes nominales de Combe indican un valle, las de Praz/Pré, un campo, y las de Sax/Sex/Scex, una roca. Cantidad de nombres franceses hacen alusión a los árboles. Los que empiezan con Vern-, por ejemplo, hacen alusión a una palabra antigua sinónima de «aulne» (aliso).

Hoy en día son muy pocos los que trabajan en el sector agrícola: el 60 por ciento de la población suiza trabaja en el sector de servicios, la mayor parte de ellos en ciudades. Pero a pesar de que la vida laboral no tiene ningún lazo directo con el medio ambiente, muchos suizos todavía siguen siendo muy tradicionalistas y muy unidos a la naturaleza.